En este artículo hablaremos de las posibles causas y consecuencias que tiene la postura denominada W- Sitting y que es comúnmente adoptada por los niños en edades precoces para su desarrollo del juego y otras actividades en el suelo.
Hay muchos autores que hablan de los daños y perjuicios que ocasiona la mal posición en rotación del fémur con referencia a la cavidad cotiloidea del coxal mientras que otros autores defiende la postura por su estabilidad y comodidad a pesar que si alguno de nosotros intentamos adoptarla nos resultara muy complicado y en ocasiones doloroso por la biomecánica propia de las articulaciones pélvicas y del miembro inferior en el adulto.
¿Por qué mi hijo adopta ésta posición?
En primer lugar debeos hablar que en la mayoría de los niños que adoptan dicha postura habría que conocer en profundidad el neurodesarrollo motriz previo y las etapas logradas, tales como, reptación, reptación cruzada, gateo, squat, entre otra; para conocer así el predominio del tono muscular y su estimulación del proceso de verticalización propio del ser humano con la finalidad del neurodesarrollo que será la etapa motriz más avanzada: la estabilización en posición bípeda y la marcha cruzada.
Cuando vemos un niño en postura W-Sitting observamos una gran base de sustentación ampliada por la flexión de la rodilla y apoyo de dorso-lateral del pie junto con el descenso de la pelvis lo que aporta una estabilización y equilibrio en el que el niño puede jugar y realizar tareas sin preocuparse de caídas ni perdidas de equilibrio.
Un hecho común en niños con predominio de la postura W-Sitting observamos una disminución del tono muscular de la musculatura propia peritrocanterea y disfunción de articulación coxofemoral y/o tendencia a torsión de las fibras del fémur. Todo ello repercutiendo en el futuro sensorio motriz del niño.
Cuando observamos ésta postura debemos corregirla de manera inmediata teniendo en cuenta que si usamos órdenes verbales como: ¡quita las piernas así!, ¡siéntate bien! ¡Coloca las piernas hacia adelante!… podemos ocasionar una reacción del niño hacia la frustración por lo que recomendamos que sin generar pautas verbales actuemos y recolocamos en la posición correcta. De esta manera trabajamos la propiocepción del cuerpo y al evitar la actuación del córtex del niño hay mayor facilidad para crear lo que llamamos “mapas motrices nuevos” reeducando la postura de nuestro niño con feedback positivos.
¿Cómo repercute esta postura a mi niño?
Los niños que realizan con cotidianidad ésta postura es en gran medida por su comodidad y confortabilidad lo que podemos concluir con que será na postura favorecedora a la inhibición del estímulo de explorar el entorno, favoreciendo a su vez los movimiento de miembros superiores pero no los del tronco y miembro inferiores, no estimula las respuestas de equilibrio puesto que se desarrolló dentro de un marco de base de sustentación demasiado estable, por todo ello concluimos en:
- Alteración del sistema musculo esquelético.
- Motricidad fina.
- Patrones mano-boca.
- Coordinación motora de miembro superior.
- Inhibición de estímulos positivos para el neurodesarrollo.
- Reflejos primitivos no integrados.
- Gateo descoordinado o sin apoyos correctos.
- Retraso de las respuesta de equilibrio y vestibular.
- Retraso de adquisición de posición bípeda.
- Desequilibrios posturales.
- Descoordinación ojo-mano-boca
- Descoordinación de cintura escapular y pélvica.
- Inhibición braceo en marcha.
- Descoordinación en fase monopodal de la marcha.
- Problemas de apoyos:
- Pie plano/cavo.
- Valgo de rodilla
- Valgo tobillo.
¿Es correcta la posición W-Sitting?
En conclusión podemos hablar que la postura de W- Sitting ocasiona disfunciones neuromotrices en el niño en aquellos casos en los que se mantiene dicha posición de manera prolongada y habitual, teniendo en cuenta que si mi niño puntualmente adopta la postura sin ser un hábito no ocasiona dichos problemas pero sí debemos tener presentes los efectos y nuestra precoz intervención ayudará para no automatizar e interiorizar la postura como un medio de apoyo para el juego en el suelo.