La Integración sensorial es la terapia que estimula la organización sensorial y/o proceso sensorial en un niño capacitándolo de respuestas adecuadas (eferencias) ante los estímulos captados por los sistemas sensoriales (aferencias) tales como visual, táctil, auditivo, olfativo, vestibular y propioceptivo.
Dicho proceso sensorial se lleva a cabo en el SNC y dota a éste de herramientas y capacidades de crear nuevas respuestas mediante el aprendizaje y experiencias favoreciendo los procesos de activación de núcleos superiores y neuroplasticidad para que el niño potencie su desarrollo.
La intervención de la terapia ocupacional con integración sensorial fue descrita y desarrollada por A. Jeans Ayres en los años 70, quien público desde entonces diversos estudios que avalan dicha terapia y su eficacia en los niños con desordenes en el proceso sensorial y del aprendizaje.
La autora A.Jean Ayres demostró la interrelación de los sentidos con las habilidades ejecutivas superiores, por lo que se puede hablar que una mal interpretación y/o desorden sensorial afecta al producto final – funciones superiores- y que la Integración Sensorial promueve el aprendizaje y la creación de nuevas respuestas adecuadas.
¿Todos los niños necesitan IS?
No podemos generalizar y por tanto no todos los niños con problemas del aprendizaje y/o comportamiento son causados por una desorganización sensorial, pero el terapeuta ocupacional debe evaluar para personalizar cada intervención de IS:
A continuación describimos signos que pueden hacer pensar que nuestro hijo necesita una evaluación por el departamento de terapia ocupacional:
- Reacción exagerada a estímulos táctil, visual y/o auditivo: son niños que expresan nerviosismo e irritabilidad ante ruidos fuertes, contacto con otro niño, luces, espacios abiertos con ruidos y multitud (ferias, cumpleaños,..)
- Mínimo equilibrio y coordinación general: suelen ser niños que se tropiezan mucho, dificultad para mantener el equilibrio, coordinación ojo-mano alterada, no interacción en juegos colectivos,..
- Baja autoestima: niños fácilmente frustrados y con comportamientos antisociales generalmente para evitar comparación con otros niños, aburridos,…
- Retraso del lenguaje y emisión de vocabulario: generalmente éste retraso viene interferido por una pobre estimulación y/o desorganización del sistema auditivo, entre otras posibles causa.
Éstos signos son los más comunes y que un niño con déficit sensorial deberá presentar al menos dos de ellos para iniciar una evaluación por parte de terapia ocupacional.
Algunos de las patologías susceptibles que se pueden beneficiar de la terapia de integración sensorial son:
- Niños con dificultades de aprendizaje.
- TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad
- Síndrome de Down y otros desórdenes genéticos.
- TEA
- Patologías del desarrollo.
- Alteraciones neurológicas.
- Bebés prematuros.
- Niños con largas hospitalizaciones
- Niños adoptados o de acogida.
¿Cómo es una sesión de terapia ocupacional con enfoque de Integración sensorial?
Todas las sesiones de terapia ocupacional tienen como finalidad el aumento de la autoestima y la estimulación con estímulos sensoriales correctos para crear nuevas experiencias positivas y proporcionar la organización sensorial de los sentidos alterados. Para dicha intervención se usan experiencias y juegos que incluyen estimulación del sistema vestibular, propioceptivo y táctil con una meta objetiva e individualizada para cada niño dependiendo de sus déficit sensoriales.
La integración sensorial en conclusión podemos decir que cuantos más estímulos sensoriales positivos y adecuados recibe mi cuerpo y se interpretan correctamente, mayor son el número de conexiones cerebrales para adecuar una respuesta coherente con mi propio cuerpo y el entorno facilitando la interrelación de ambos; mientras que cuantos más estímulos confusos y/o negativos reciben mis vías sensorial mayor será la desorganización e incorrectas las respuestas procesadas por los sentido no favoreciendo así con la adaptación y relación con el entorno.